¿Cómo pensábamos que sería este año la Navidad? ¿Cómo la hemos celebrado otros años? ¿Recordamos lo que era vivir con la antigua “normalidad”? ¿Es necesario que nos repitamos que hemos de salvar vidas para salvar las navidades que estén por venir? ¿Y si este año nos planteamos la Navidad como un estado mental?

El espíritu navideño que cada uno quiera celebrar no lo podemos abandonar. Ya nos hemos hecho a la idea de que este año las reuniones serán pequeñas, para algunos tal vez demasiado pequeñas pero, qué es eso comparado con todo lo que estamos viviendo. Qué es eso comparado con toda la gente que no ha podido llegar a vivir esta Navidad tan emotiva y atípica. Nada. Nada. Echando la vista a las navidades pasadas parece que hubiera pasado una eternidad, porque el año vivido ha sido extraño y de una u otra forma nos ha pasado factura.

Pero hemos aprendido cosas. Por ejemplo a pensar en los demás, a mirar a los ojos, a poder adivinar las sonrisas debajo de las mascarillas, a dar abrazos en la distancia y a guardar los besos para después. Hemos llegado hasta aquí con toda la carga emocional que ello ha supuesto y no podemos dejar que muera el espíritu navideño. Enfrentémonos a nuestros propios Grinch y Scrooge y este año celebremos la Navidad sentida, la de verdad, la Navidad interior.

No hacen falta que sean lujosas, ni que se parezcan a las que hemos vivido otros años. Reinventémoslas en la forma pero sigamos viviéndolas en su esencia. Pensemos diferente. Aprovechemos lo que hemos aprendido este año en la forma de trabajar. Pensemos en hacer video llamadas para saludar a la familia, para incluso compartir la cena de forma virtual con los que no nos hemos podido reunir.

Quedad para jugar a las películas a través de Zoom o contratad algún scape room virtual con el que podáis quedar sin tener que juntaros. Y si pensáis en lago más íntimo, por qué no un maratón de cine navideño debajo de una manta con una bandeja llena de turrón y una buena taza de cacao mientras las luces del árbol alegran una estancia a media luz.

Por qué no salir a pasear por el parque más cercano, en una forma lenta y sosegada de disfrutar del invierno, al aire libre en un lugar sin mucha concurrencia. Enviad vuestros regalos con notas especiales llenas de apoyo, de cariño y de mucho ánimo a vuestros seres más queridos.

¿De verdad vamos a medir la Navidad por el número de personas reunidas en una mesa? No, este año vamos a medirla por la imaginación que le echemos, por las ganas de seguir viviendo a pesar de todo, por las gracias que demos por las buenas cosas que tenemos, que hemos tenido y que vendrán, por el recuerdo de todo lo que hemos perdido.

Sí, nosotros os queremos desear FELIZ NAVIDAD a pesar de todo. Todo nuestro cariño va para los que nos apoyáis, los que trabajáis con nosotros o los que nos leéis por aquí.

¡FELIZ, FELIZ NAVIDAD!